Ahora mismo
todo se pierde
dentro del rojo sobre verde
del futuro tenaz.
Sangre en la selva
ya hubo,
y habrá más.
Se abrirán heridas
de tinta roja.
Crecerán sutiles
entre las hojas
símbolos/ muerte.
Como enredaderas,
en busca de culpables,
echando la suerte.

Definición.


De a una por vez,
me como las preguntas
que te hubiera
hecho, que
luego se marcan
a fuego en papel:
publicación mórbida
que versa
sobre nuestro primer beso
y todas
sus viscicitudes:
cadena, bastante nocturna
de sucesos
sobre los que nadie sabe nada:
misterios antagónicos
entre sí y para
consigo mismos:
pocas certezas,
posibilidades múltiples
a falta de
certidumbre saludable:
indefinición.

Una fantasía rockera
que se enciende
si tu ojo
se concentra en mi pupila
es el regalo
que me hace cualquier noche complaciente.

Grito y aquelarre,
salvajada desmedida
de los beats que nos aplastan
con amabilidad.
Son continua tempestad
hasta que nos durmamos,
mientras todo se despierta.

*

Las ondas cenitales
de la pesadilla fresca
que amanecía a mi lado,
en tu cama, demasiado vacía,
aturdían mi glándula blanca.
La negra sacaba ventaja
y segregaba con fuerza
deseos de escapatoria,
furtiva antes
de que el amanecer
se explayase.
¿Dormías o vigilabas
mi caminata neurótica,
en círculos, buscando
cucarachas fugitivas
de mi sueño?
¿Las buscaba,
nacaradas y enormes
en tu cielo raso
o acaso inventaba
retrasos insólitos
que postergaran
la huída?

Incertidumbre.
Mala costumbre
de nuestro amor incierto.
Situación final,
humo,
mero desconcierto
perpetuándose
hasta el infinito.

Como si no resbalara
una gota de sadismo puro
por la frente,
se abre el vientre:
Bienvenido al mundo.
Una vez te di a luz
y a sombra
te doy
ahora.

*

Virulencia.


Si se tiene, se muere:
pensamiento barato.
Imágenes que asustan en las esquinas filosas
o en los pasillos-pesadilla.
Manchas amarillas
en las tardes pantanosas,
reclamos que nacen a gritos
y golpes indignados.
En la imaginación tímida
arteramente ahogados.
En el silencio turbio de tu incertidumbre.
Tenebroso Septiembre,
primavera de monstruos.
Criaturas horrendas que tienen tus rostros
y yacen en distintas poses mortuorias.
Todas posibles destinos
de peligrosas poses amatorias.

Premonición roja
de apariencia pareja.
Congoja
que fusiona la ciencia
oculta en tu puño
con el oscurecimiento
mayúsculo, huraño,
de tus ojos.

Bocanadas enteras
de apaleamientos
hechos con madera
de roble implacable.
Se cuelgan de tu boca
envolviendo con urgencia,
sin clemencia,
con tesón,
tu toro salvaje
que a la razón sofoca.

Siempre posible asesino.
Falible demoledor
de objetos valiosos
para la paz.
De fieros
esbozos de infierno
capaz.